Don Giovanni ou O Dissoluto Absolvido
O meu Don Giovanni começa onde acaba o de Lorenzo da Ponte, é de alguma maneira complementar do dele. E a pergunta que constitui o ponto de partida dos meus romances – «E se a Península Ibérica se separasse de Europa? E se a caverna de Platão estivesse debaixo de um centro comercial?» – também se encontra nesta peça: «E se Don Giovanni não tivesse caído no inferno?» Feita a pergunta, a pergunta essencial, as conclusões surgem quase de forma espontânea
José Saramago
Portugal
A caligrafia da capa é da autoria do compositor Alexandre Delgado
Partindo da ópera de Mozart Don Giovanni ou O Dissoluto Punido em que Don Giovanni é condenado aos infernos por ter seduzido 2065 mulheres, José Saramago, em Don Giovanni ou O Dissoluto Absolvido reanalisa o mito: será Don Giovanni culpado? E o Comendador, e Dona Ana, e Dona Elvira, e Don Octávio? Serão um modelo de virtudes? Onde está a culpa? Onde está a virtude? Onde está a hipocrisia?
Editorial Caminho
2005
Idioma
Português
Partindo da ópera de Mozart Don Giovanni ou O Dissoluto Punido em que Don Giovanni é condenado aos infernos por ter seduzido 2065 mulheres, José Saramago, em Don Giovanni ou O dissoluto absolvido reanaliza o mito: será Don Giovanni culpado? E o Comendador, e Dona Ana, e Dona Elvira, e Don Octávio? Serão um modelo de virtudes? Onde está a culpa? Onde está a virtude? Onde está a hipocrisia?
Brasil
Em Don Giovanni ou O dissoluto absolvido, José Saramago retorna ao teatro, gênero que não revisitava desde In Nomine Dei, de 1993. E essa volta acontece em grande estilo, já que o escritor português decidiu recontar a seu modo um dos mais importantes e conhecidos enredos da história da literatura, o de Don Juan, o implacável sedutor. Trata-se de um personagem presente na obra de inúmeros autores, como Tirso de Molina, Molière, Hoffman, Byron e Pushkin. O texto é a base para o libreto de uma ópera do italiano Azio Corghi, montada no Teatro alla Scala, em Milão. A referência direta de Saramago é o Don Giovanni ou O dissoluto punido, de Mozart, que estreou em Praga em 1787, com regência do próprio compositor. A principal modificação inserida por Saramago no enredo é o desfecho, como indica a troca de “punido” por “absolvido” no título da obra. De modo semelhante à versão tradicional, também aqui a estátua do Comendador, que fora morto por Don Giovanni, deixa o cemitério e aparece para jantar na casa do mulherengo em busca de reparação da honra ofendida da filha, Dona Ana. Só que desta vez suas tentativas de vingança não funcionam como ele esperava. Dona Elvira, uma das 2065 mulheres da lista de conquistas de Don Giovanni, ainda ensaia outro artifício para apanhá-lo depois de ver suas tentativas de reaproximação falharem. O truque, contudo, também não atinge o resultado planejado. Nesta peça, Saramago continua seu projeto literário de desestabilizar lugares-comuns e mostrar que nem tudo é o que parece ser. Nela, o seu alvo mais evidente é o da noção de pecado – ou melhor, dos atos humanos considerados pecaminosos. É por isso que o protagonista afirma: “A terra é toda ela um sepulcrário, é mais a gente que se encontra debaixo do chão que aquela que em cima dele ainda se agita, trabalha, come, dorme e fornica. Parece que os anos que viveste não te ensinaram muito, estátua. A morte dos malvados não é para o inferno que se abre, mas para a impunidade. Ninguém poderá ferir-te nem ofender-te se já estás morto”. A edição tem posfácio de Graziella Seminara.
Espanha
Alfaguara / Penguin Random House
2022 (Trad.: Pilar del Río)
(em um volume Qué haréis con este libro que inclui a dramaturgia completa de José Saramago)
Edição Especial Centenário de Nascimento de José Saramago
Idioma
Espanhol
«La memoria es el dramaturgo que todos tenemos dentro. La distancia entre lo que fue una persona y lo que se recuerda de ella es literatura».
José Saramago
Saramago se llamaba a sí mismo «el dramaturgo involuntario», porque siempre sintió que su contribución al género teatral venía marcada por circunstancias azarosas. Pero, incluso así, su genio creativo dio luz a las cinco obras que se reúnen en este volumen: La noche(1979), ¿Qué haré con este libro? (1980), La segunda vida de Francisco de Asís (1987), In Nomine Dei (1993) y Don Giovanni o El disoluto absuelto (2005).
Con la hondura propia de toda su obra —aunque revestida de una aparente simplicidad—, brillan en estas piezas magistrales la ironía del autor y la agudeza de sus reflexiones. Los grandes héroes dejan paso a los hombres y mujeres sencillos que, desde la honestidad y la firmeza de sus convicciones, luchan por la libertad, la justicia y un futuro mejor.
Ambientadas en épocas y lugares distintos que van desde el Portugal del triunfo de la Revolución de los Claveles o el renacentista del poeta Camões a la Alemania de la reforma luterana, la Italia de don Giovanni o la intemporalidad deslocalizada de una empresa en crecimiento, en ellas las grandes cuestiones que caracterizan el pensamiento del Nobel portugués están expuestas sin enjuiciamientos ni sentencias. Son parte de un diálogo que Saramago mantiene para siempre, desde cada una de las páginas que escribió, con sus lectores.
La crítica ha dicho:
«Saramago vuelve comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía».
Comité Nobel
«Un hombre con una sensibilidad y una capacidad de ver y de entender que están muy por encima de lo que en general vemos y entendemos los comunes mortales».
Héctor Abad Faciolince
«Saramago es un ejemplo, un estilo dignísimo de vida y literatura, que demuestra la posibilidad de navegar a contracorriente […]. Su palabra tiene el valor de un anticongelante, de un remedio personal contra los vendavales de cinismo que nos envuelven».
Luis García Montero
«Yo no sé, ni quiero saberlo, de dónde ha sacado Saramago ese diabólico tononarrativo, duro y piadoso a un tiempo, […] que le permite contar tan cerca del corazón y a la vez tan cerca de la historia».
Luis Landero
«Saramago escribe novelas sobre los mitos para desmitificarlos, […] siempre para abordar la realidad que le rodea, para tratar de los problemas actuales que son de todos, y para que todo quede claro desde el principio».
Rafael Conte, Babelia
«Como Günter Grass o Cees Nooteboom, Saramago aspira a enlazar con un público que desborde límites nacionales».
El País
Alfaguara / Penguin Random House
2016 (Trad.: Pilar del Río)
(em um volume Qué haréis con este libro que inclui a dramaturgia completa de José Saramago)
Idioma
Espanhol
«La memoria es el dramaturgo que todos tenemos dentro. Pone en escena e inventa un disfraz para cada ser vinculado con nosotros. La distancia entre lo que fue una persona y lo que se recuerda de ella es literatura.»bJosé Saramago
José Saramago se llamaba a sí mismo «el dramaturgo involuntario» porque siempre sintió que su contribución a ese género venía marcada por circunstancias azarosas. Pero incluso así, su genio creativo dio luz a las cinco obras teatrales que se reúnen ahora en este volumen: La noche (1979), ¿Qué haré con este libro? (1980), La segunda vida de Francisco de Asís (1987), In Nomine Dei (1993) y Don Giovanni o El disoluto absuelto (2005). Salvo La noche e In Nomine Dei, se publican por primera vez en castellano.
Con la hondura propia de toda su obra -aunque revestida de una aparente simplicidad-, brilla en estas piezas magistrales la ironía del autor y la agudeza de sus reflexiones. Los grandes héroes dejan paso a los hombres y mujeres sencillos que, desde la honestidad y la firmeza de sus convicciones, luchan por la libertad, la justicia y un futuro mejor.
Ambientadas en lugares y épocas distintos que van desde el Portugal del triunfo de la revolución de los Claveles o el renacentista del poeta Camões, a la Alemania de la reforma luterana, la Italia de don Giovanni o la intemporalidad deslocalizada de una empresa en crecimiento, en ellas las grandes cuestiones que caracterizan el pensamiento del autor están expuestas sin enjuiciamientos ni sentencias. Todas ellas son parte de un diálogo que Saramago mantiene para siempre, desde cada una de las páginas que escribió, con sus lectores.
Itália
“Vero è che avevo sempre pensato che Don Giovanni non poteva essere tanto cattivo come nel tempo lo avevano dipinto da Tirso de Molina in poi, né Donna Anna e Donna Elvira delle creature tanto innocenti, per non parlare del Commendatore, puro ritratto di un onore sociale offeso, né di un Don Ottavio che a stento riesce a dissimulare la vigliaccheria sotto le affabili battute che va via via declamando nel testo di Lorenzo da Ponte. Azio Corghi insisteva, insisteva, e allora, come ultima possibilità, attirato dalla sfida, ma nello stesso tempo intimidito dalla responsabilità dell’impresa, gli dissi che se mi fosse venuta un’idea, una buona idea, ci avrei provato. Passava il tempo, passavano i mesi, con Azio che domandava, e finalmente l’idea è nata. Ora mi viene il sospetto che potrebbe non essere così buona quanto al principio mi era parso, ma il risultato è questo. Si può alzare il sipario. Mancherà la musica, che è sempre la cosa migliore di tutte. Speriamo che il lettore possa ascoltare, avvicinando bene l’orecchio alla pagina, quell’altra musica che possiedono le parole e che queste forse non hanno del tutto perduto.” (José Saramago)
Einaudi
2005 (Trad.: Rita Desti)
Idioma
Italiano
Una variazione sul tema dell’intramontabile mito di Don Giovanni.
«Vero è che avevo sempre pensato che Don Giovanni non poteva essere tanto cattivo come nel tempo lo avevano dipinto da Tirso de Molina in poi, né Donna Anna e Donna Elvira delle creature tanto innocenti, per non parlare del Commendatore, puro ritratto di un onore sociale offeso, né di un Don Ottavio che a stento riesce a dissimulare la vigliaccheria sotto le affabili battute che va via via declamando nel testo di Lorenzo da Ponte. Azio Corghi insisteva, insisteva, e allora, come ultima possibilità, attirato dalla sfida, ma nello stesso tempo intimidito dalla responsabilità dell’impresa, gli dissi che se mi fosse venuta un’idea, una buona idea, ci avrei provato. Passava il tempo, passavano i mesi, con Azio che domandava, e finalmente l’idea è nata. Ora mi viene il sospetto che potrebbe non essere così buona quanto al principio mi era parso, ma il risultato è questo. Si può alzare il sipario. Mancherà la musica, che è sempre la cosa migliore di tutte. Speriamo che il lettore possa ascoltare, avvicinando bene l’orecchio alla pagina, quell’altra musica che possiedono le parole e che queste forse non hanno del tutto perduto». José Saramago